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Avivador | Soñador | Periodista

Si de alguna manera lograra describirme en tres palabras, esas serían las indicadas.

Nací en el viejo Distrito Federal Ciudad de México, para los millenials un martes soleado de mayo de 1988. Miguel de la Madrid terminaba su desafortunado y nada emocionante sexenio, y Carlos Salinas de Gortari se preparaba para… bueno, para joder a México.

Como todo ser multicelular, crecí, me desarrollé y maduré.

Muy en contra de los deseos de mis papás, estudié la licenciatura en Comunicación en la UNAM, e hice un diplomado en Mercadotecnia para obtener el grado académico.

Fui colaborador, reportero, redactor y editor de diversos medios en la Ciudad de México; entre ellos destaco el suplemento Letra S y la agencia Noti eSe—, Univision, Stuff México y la revista Dónde Ir. También hice un poco de radio  y jugué a las relaciones públicas y al marketing digital.

Cuando niño, soñé que sería docente, pero el destino y la situación del país me llevaron por otros caminos… así como el consejo de mis padres. Sin embargo, para darle nueva vida a esos viejos deseos, realicé mis estudios de posgrado y me gradué como Especialista en Orientación Educativa y Maestro en Educación.

Sin duda, algo que me mueve es la educación; creo que esta, la buena educación, nos hace y nos hará libres como individuos y como comunidad. En particular, me apasiona el empoderamiento personal y profesional de las nuevas generaciones, así que actualmente me desempeño como docente universitario en dos instituciones de nuestro país.

Sumado a lo anterior, una de mis pasiones más extravagantes y que no está peleada con mi vida secular es, sin temor a equivocarme,  la transformación del mundo trayendo el cielo a la tierra.

Como avivador, busco dedicar cada uno de mis días a darle al mundo un encuentro con Dios. Creo firmemente que hacerlo es algo que le debo al mundo. Más allá de la religiosidad —porque irónicamente no lo soy, anhelo con todo el corazón ver vidas transformadas por el amor de Dios a través de un encuentro con Jesús.

Como misionero, me verás en las calles de CDMX chambeando con homeless, niños de la calle y en situación marginal, trabajadoras sexuales, vendedores, trabajadores, hombres, mujeres, niños, mascotas y más. Personalmente tengo algo muy claro en mi vida que me conduce diariamente:

Acá no se discrimina, acá se ama y se ama bien.

Estoy dispuesto a construir una comunidad y te invito a que la construyamos juntos. ¡Gracias por estar aquí!