Misión Sonrisas MX: a 12 años de la primera sonrisa

Originalmente éste texto debió publicarse el 7 de enero de 2024,
pero mi apéndice decidió salir de la armonía corporal.

Hace 12 años inicié un proyecto personal que no pensé que fuera a crecer tanto como lo que hoy es.

Miro hacia atrás y observo con emoción lo que hemos logrado y, a veces, desde una visión interseccional no necesariamente ñoña, veo cómo es que todo lo que he vivido me ha traído hasta acá. Un lugar en el que creo que las cosas no suceden “porque sí”, sino porque de alguna manera hay un plan divino, de la vida o una confabulación de todo para que las cosas sucedan.

Dice, y dice bien, Benny Yu que “desde un lugar de dolor, surgen los milagros”. Hoy lo creo. Lo he visto y soy testigo de esto.

Y sí, creo que Misión Sonrisas MX es un milagro.

Y es un milagro porque cada ocasión he descubierto personas con el corazón para dar desinteresadamente. Dar porque nos pega la gana, porque vemos la necesidad y porque de alguna manera queremos ser la respuesta en medio del caos, el vacío y el olvido.

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Es un milagro porque cada regalo, cada sonrisa otorgada, cada cruce de miradas, es un reconocimiento del otro, de la otredad. De la coexistencia y compartimiento de este mundo que habitamos y del que, sin duda, debemos tomar responsabilidad para vivir bien (bienestar, que le llaman).

Es un milagro, porque las risas y la emoción de los niños despiertan algo, un “no sé qué” que, en lo personal, me llena de esperanza. Y quizá es un trabajo mínimo, uno más de los muchos que operan en mi ciudad, insignificante quizá; pero es un trabajo que nace del corazón, que se hace de corazón y que es incansable. ¿Saben? Es como una llamita que no deja de arder.

Es un milagro porque, deben saber y quiero ser claro y honesto (pero sin caer en la lástima), realmente cada año tenemos un presupuesto súper limitado. Al no ser una A.C. registrada, al no hacer relaciones públicas ostentosas, al no alinearnos a movimientos políticos o religiosos particulares, pues vamos solos-SOLOS. Y sin embargo, cada año damos a manos llenas, abunda, sobreabunda y, gloriosamente ¡SOBRA! Es un milagro porque vemos la mano del que puso este sueño en mi corazón hace doce años y lo celebro. ¡Claro que lo voy a celebrar!

Algunos números en 12 años

Este proyecto nació simplemente con la linda idea de apapachar a unas niñas que conocí en la estación del Metro San Juan de Letrán. Yo entraba a la redacción a las 8 am y estas menores ya estaban ahí desde no sé qué hora acompañando a sus papás, quienes tocaban el violín y pedían dinero a los transeúntes.

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Sin romantizar una situación crítica y violenta que se vive a diario en mi país, la escena me rompió el corazón y sentí que debía hacer algo… aunque realmente en ese momento no sabía qué era lo correcto o adecuado para hacer. Salvo hacerles llegar «los reyes» en un lugar y momento inesperado.

Desde entonces, ese acto de dar comenzó a repetirse cada año. Muchos amigos se sumaron y, también, muchos desconocidos. Estas son algunos datos de lo que hemos alcanzado tras 12 años:

  • Hemos atendido a una población aproximada de 5,000 niñas y niños de la Ciudad de México. La mayoría de ellos en situación de calle o vulnerable.
  • Hemos colaborado con tres instituciones de asistencia con las que hemos realizado eventos específicos para las y los menores.
  • Hemos brindado alrededor de 500 lunch en los últimos eventos realizados.
  • Hemos movilizado alrededor de 300 personas que han apoyado en la logística y entrega de juguetes. Cerca de 50 personas (incluidos niños) se han sumado al staff para la celebración de las “Blockparty Kids”.
  • Hemos realizado tres reportes pormenorizados a nuestros donadores.
  • Este año (2024) nuestro staff se ha robustecido y por primera vez tenemos apoyo que va más allá de lo logístico.

Como colaborador de una organización civil formalizada y profesionalizada, veo las cifras anteriores y sé que realmente, a los ojos de cualquier persona, no representan nada. Pero para mi representan pasión, compromiso, sueño, y sobre todo esperanza. En medio de una sociedad tan jodida en tantos aspectos creo que invertir en la felicidad, pero sobre todo en la felicidad de la niñez, tiene el potencial de generar un verdadero cambio. Uno que nadie, humanamente hablando, puede darnos. Ni con becas, ni con falsas esperanzas o modelos de trabajo.

Creo que la niñez es el presente. Es el reflejo claro de nuestra sociedad. Pero también creo que lo que aprendemos, lo podemos desaprender. Entonces, podemos desaprender la injusticia, la violencia, la carencia… y no hablo en términos meramente económicos.

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Creo en este proyecto. Creo que quizá pronto logremos abrir nuestro Centro Comunitario y, quizá y sólo quizá, tener nuestro Rancho Misión Sonrisas MX dando casa, comida, sustento, educación y familia a la niñez chilanga y mexicana que lo necesita. Creo que en este lugar podemos traer el cielo a la tierra… ¡Y MIS OJOS LO VERÁN!

P I T U F R E S A S

* Son tantos los nombres de quienes han sido parte de Misión que no los recordaría adecuadamente. Pero nombraré dos, quienes fueron los que me impulsaron a seguir esta locura: Fabiola y Héctor. Gracias a ustedes por impulsarme y por alimentar esta locura… ¡y no se acaba!

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