Mantente firme

Últimamente he tomado conciencia sobre la importancia de estar firmes. No quisiera, de ninguna manera, hacer de estas letras una crítica. Todo lo contrario, en reconocimiento a mi humanidad y mi perfecta imperfección, me planteo desde mi óptica esta batalla comunitaria sobre “quien es más cristiano que quien”… y aún así, me resisto y desisto en decir nombres y posturas.

Vivimos en una cultura que nos demanda — y es que no encuentro otra mejor manera de decirlo — moldearte según la postura imperante. En casi 20 años metido en esto, he formado parte de varias propuestas que, más que nutrir a la iglesia, la separaba y aislaba la comunidad. Y desde entonces, mi posición siempre era cuestionar estas “estrategias”, preguntas que a su vez me posicionaron en un puesto de “líder rebelde”, ¡orgullosamente! — es que perdón, esa gente que se hace de un lugar por andar ‘tocando el borde del manto’ de las “vacas sagradas” me da sarna — .

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Y no, no es que fuera rebelde ni que mi corazón estuviera en contra de mi iglesia. Creo que estar firme es una postura personal y, por lo tanto, nace del corazón. Ahí es donde radica nuestra fortaleza para caminar con el Señor. Sé que sonará contradictorio peeeeero, creo que en mi debilidad — mi postura, quizá — , es la fortaleza para buscar llegar más profundo, para entender. Porque es justo en esos puntos donde flaqueo, en donde Dios se hace fuerte y poderoso, donde conquisto la batalla y la victoria está presente en mi vida y puedo mantenerme firme al saber que Dios no sólo quiere, sino que puede rescatarme. ¿Me expliqué?

En 2 Corintios 12:10, Pablo le escribe a los Corintios “Cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Yo me imagino que Pablo tenía una serie de tentaciones y situaciones personales que lo hacían flaquear en su fe, pero que a la vez lo catapultaban a mirar la cruz y acercarse con más fuerza a Dios.

Quiero puntualizar que es en esta búsqueda donde podemos hallar la firmeza. Ahí se desata el sobrenatural e ilimitado poder del Espíritu Santo que vivifica y levanta — ¡los huesos secos vuelven a vivir! — . Así, entendemos que el pronto socorro de Jehová — no saben cuánto me gusta decir el nombre de Dios — es aquello que, cuando arruinamos todos, nos levanta y nos vuelve a posicionar en nuestro papel de hijos amados, y no sólo eso, nos mantiene firmes, ¡porque Su mano nos sustenta!

Y volvemos a los temas de identidad.

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Conocer quién dice Él que somos, estar llenos y fortalecidos de su Espíritu es el arma más fuerte para permanecer firmes… y resistir. Es en este momento cuando, pase lo que pase, estás consciente de quién es Dios y que Él es bueno, ¡y lo es todo el tiempo!, por eso puedes confiar en Él — porque ojo, a diferencia de lo que muchos creen, Dios está de buen humor SIEMPRE, y su postura ante su creación no es la de un ser divino iracundo a la espera de desatar un castigo sobre lo que hizo — .

Estar firme, es tener la fe de que las cosas van a suceder, y esta firmeza te lleva a declarar la Palabra de Dios, sanar enfermos y parar tempestades. Es, pues, andar por el mundo no por vista, sino con la seguridad en el corazón de que Dios está operando.

¿Crees que no estás firme? ¡No te preocupes!, esto no nos hace menos hijos de Dios. Por el contrario, abre el camino para romper los paradigmas que tienes acerca de tu propia relación y te empuja a dejar la religiosidad para, entonces sí, vivir una comunión estrecha y extraordinaria con el Padre que afiance tu identidad como hijo. De tal forma que al permitir que Él opere en tu humanidad, se fortalezca en tu vida y se haga más fuerte este vínculo que Él quiere construir contigo.

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Y amigo mío, si tu crees que estas firme porque vas a la iglesia, oras mil-ocho mil horas, te lees media Biblia diario y sirves en un ministerio… es tiempo de que analices si neta estás firme o sólo lo haces por convivir .

¡Haz que tu firmeza y fe te hagan caminar sobre las aguas… Y CONTAGIA A OTROS!

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