“No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18) es un buen referente sobre lo que Dios piensa sobre la importancia de estar acompañados. Y aunque en esta parte de la historia nos habla del momento de la creación de la mujer para acompañar — no complementar — a Adán, también es importante rescatar que el modelo de comunión que Dios nos muestra desde el inicio de los tiempos es no estar solos.¿A qué me refiero con esto? Somos personas diseñadas para estar en comunidad, conectados en una gran red unos con otros. La soledad, de ninguna manera, es parte del diseño original implantado en nuestros corazones. Claro, eso no significa que debes ser amigo de todo mundo — mínimo, respetarlos — , pero sí tener esa red segura conformada por personas que puedan, sepan y quieran escucharte, preferentemente afines a tus intereses y estilo de vida.
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Fuera del ambiente familiar, que puede o no ser bueno, tener amigos puede aligerar tu carga. Seamos honestos, hay momentos de la vida en los que, sumergidos en nuestros problemas no podemos ver la luz, y el consejo y apoyo de uno o varios, desde ópticas periféricas al hoyo en el que están, pueden darte una mano para salir… o mínimo, para acompañarte en los procesos por los que atravieses. Una voz de ánimo o consuelo nunca está de más, especialmente de aquellas personas que son parte de tu vida.
Aunque muchos han tildado de “homosexual” la relación que David — sí, el Rey David, ese de las mañanitas — tenía con Jonathan — príncipe de Israel, hijo de Saúl — , descubro en ellos esa complicidad única que pueden encontrar en un amigo. El mandato — y lo digo así porque no hallé otra forma de referirme a esto — de Proverbios 17:17 dice a la letra “AMA al amigo, que es como un hermano en tiempos de angustia”.
Así que, ¿tienes angustia?, ¡busca a un amigo! ¿Estás triste? ¡busca a un amigo! ¿Estás enojado? ¡Busca a un amigo! ¿Estás desesperado? ¡Busca a un amigo! ¿Estás feliz? ¡Celebra con un amigo! Debes entender que un amigo es aquel que va a estar en las buenas — en la fiestotototota, en tus celebraciones y momentos exaltación — ; en las malas — cuando todo parece estar del carajo — , y en las peores — cuando todo esté del carajo — .
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¡Amigo, date cuenta! Si hay gente que no participa en todos los momentos de tu vida, entonces, perdón, NO es tu amiga.
No te quedes solo. Por favor, en serio, ¡no te quedes solo! Amplia tus redes de apoyo, extiéndelas más allá de la iglesia — lamento decirlo, pero no siempre encontrarás el mejor apoyo dentro de una… pero nos estamos reformando desde el fondo de nuestros corazones para ser, en lo individual, el mejor centro de ayuda — , frecuenta a tus amigos de la infancia, a tus colegas de la universidad, incluso convierte a las personas de tu esfera familiar en esos aliados que necesitas.
Pero NO te quedes solo.

Me animé a escribir esto porque hace cinco años me quedé solo. Escribo esto para honrar la memoria de Felipe, mi amigo, el mejor compañero de batalla que he tenido hasta ahora. Hace unos años partió con Papá y yo me quedé solo. Mi compañero de batalla se fue y desde entonces, no he encontrado a nadie que ocupe su lugar, no porque no exista, sino porque mi amigo el Panda era único. Me quedé solo y re-aprendí a pelear mis batallas y a caminar con mis convicciones firmes. Pero sobre todo, re-aprendí a poner mis ojos en el cielo.
Mi querido amigo. Ojalá pudiera decirte de frente lo mucho que me haces falta y lo mucho que te extraño. Desde aquel 2 de octubre peleé muchas batallas a solas. Sin embargo, mi reporte es que por fin he conseguido victorias, ¡he recuperado terrenos que me pertenecían por herencia celestial! A lo mejor no estoy en el lugar en el que pensé que estaría, pero sé que lo he hecho bien hasta ahora.
Seguramente te voy a extrañar siempre hasta que nos reencontremos, pero decido no estar, nunca más, solo. Te abrazo lo más fuerte que puedo en mis memorias mientras nos reímos sin control, como en aquellos días. Te quiero tanto, Panda.

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